viernes, 8 de enero de 2010

OÍDO INTERNO: EQUILIBRIO Y CONCILIACIÓN

En las técnicas de movimiento consciente para el intérprete en escena.

                                                                        Gabriela González López

Pongamos la atención en el oído interno: Es el órgano que posibilita que el sonido exterior, que hizo su recorrido desde la oreja a través del oído medio, sea decodificado e identificado en el cerebro. Para ello está directamente vinculado a éste mediante un par nervioso craneal, que se inerva en el oído interno y en el cerebelo. Pero, si además invertimos esta relación, y pensamos en el momento en el que pensamos con palabras o ponemos palabras a nuestros pensamientos (sin producir sonido mediante las cuerdas vocales) pareciera que el oído interno podría funcionar como un espacio que nos posibilite encontrar el equilibrio entre la audición interna y la audición de lo que viene del exterior.

El oído externo y el medio tienen como función la recolección de los sonidos del espacio que nos circunda. Pero la cóclea, ubicada en el oído interno y constituida por células nerviosas, es el lugar donde se aloja la audición interior y a la vez el órgano que recibe la información del oído medio y del externo. Por lo tanto, abrir el espacio del oído interno o abrir el oído interno, implicaría el equilibrio de una totalidad consciente ya que la “orden” de apertura involucra a los dos órganos alojados en ese espacio: la cóclea y el laberinto vestibular, recibiendo así información interior (mis pensamientos, mis “sonidos”, mi espacio interno) y del espacio físico que ocupo (a través de los sonidos externos y de las sensaciones espaciales producto de la fuerza de gravedad). Por eso, la sensación de apertura emocional. Literalmente: expresarse. Algo alojado en un espacio interno se libera o sale hacia el afuera.

Pensamos con palabras. Las palabras son acciones en sí mismas. Al pensar las palabras la cóclea que está ubicada en el oído interno está activada; pero podríamos estar cerrados a los sonidos del exterior. También a la inversa, podemos estar ocupados en recibir y entender la información que nos brindan los sonidos que vienen de fuera. La orden de abrir el espacio del oído interno, nos abre a las palabras o sonidos de nuestro pensamiento y a los sonidos de afuera, porque en ese órgano se juntan los dos espacios, el interior y el externo, en nosotros mismos. La visión es más vinculante con el afuera. Porque aún si la palabra activa recuerdos o imágenes, con los ojos abiertos está muy comprometido el nervio óptico en la visión exterior y las imágenes recordadas o creadas no tienen la misma nitidez que los sonidos, es decir que pareciera que la fenomenología de la visión “recreada” o interior no se encuentra en algún órgano del mismo ojo sino en el área correspondiente a la visión en el cerebro.

Curiosamente, abrir el oído interno, abre o mantiene abierta la atención interior; tal vez porque nos devuelve a ese espacio doble donde se juntan lo interior y lo externo (mediante nuestra percepción física y sonora de la piel hacia adentro) y nuestra atención aparece unificada aún en lo que desde otra perspectiva son direcciones contrapuestas. El afuera y el adentro, encuentran un punto de unión y de equilibrio: puedo permanecer con los espacios abiertos del oído interno percibiendo al unísono lo interior y lo exterior a la piel. El oído interno es un espacio que concilia: sonido interior y externo, abstracción o intangibilidad y materia densa (lo que algunos llaman pensamiento y cuerpo de manera dicotómica).

El laberinto vestibular es el que se encarga de la sensación de equilibrio mediante células que perciben nuestro movimiento, por eso digo que en los espacios del oído interno se concilia también abstracción y materia. Es decir: escuchamos los pensamientos o recibimos señales intangibles-sonoras-del afuera, estas señales no son la cosa en sí misma sino signos que nos permiten decodificar qué cosas son. (Ej. oigo una bocina /signo/ y pienso un coche /la cosa concreta en sí misma/ y tengo una reacción inmediata /movimiento/) También escuchamos nuestros pensamientos o nuestra producción interior (recordamos una melodía o pensamos una palabra determinada y eso nos genera un estado físico determinado o produce una reacción en nuestra química a través de neuropéptidos que modifican nuestro estado emocional).


Es decir que el oído interno sería, desde esta perspectiva en las que se encuadran las técnicas de movimiento consciente, un órgano que propicia el equilibrio en múltiples sentidos. Un espacio de unión o de conciliación de lo que desde una perspectiva fragmentada de la persona, de la anatomía, de la persona en relación al lugar que ocupa, son opciones diversas. Ubicarse en un espacio que une lo que podría vivirse como fragmentado. ReUnir, abriendo un espacio, múltiples dimensiones, ganar autonomía en el trabajo.

ALGUNOS CONCEPTOS SOBRE BIOMECÁNICA

                                                           Gabriela González López
    
Biomecánica es la ciencia que estudia la aplicación de las leyes de la mecánica a las estructuras y los órganos de los seres vivos. En el caso específico del cuerpo humano, se utilizan sistemas de valoración que están compuestos por el análisis descriptivo de los movimientos de las articulaciones, la determinación de la participación muscular en el cuerpo en quietud y en movimiento y las fuerzas internas y externas que inciden en él.


Sus campos de aplicación son diversos, por citar sólo unos pocos ejemplos: medicina del deporte; osteopatía (que es una práctica manual biomecánica); diseño de prótesis; medicina del trabajo; ingeniería aplicada a la prevención de lesiones graves en caso de accidentes (un ejemplo sería la activación del air bag del auto en caso de colisión); diseño de muebles (ergonómicos); deportes específicos (biomecánica de la natación, por ejemplo); educación postural; danza (biomecánica aplicada a la danza).

En las artes teatrales, Vsevolov Meyerhold (1874-1940), postula la aplicación de los principios y objetivos de la biomecánica en el trabajo del actor. Estas citas son ejemplos descriptivos de conceptos biomecánicos: “Examinando el (tiempo de trabajo) de un obrero experto, encontramos en sus movimientos: 1) ausencia de desplazamientos superfluos, improductivos; 2) ritmo; 3) determinación del centro justo de gravedad del propio cuerpo; 4) resistencia. (.................................) Puesto que la tarea del actor consiste en la realización de una idea determinada, se le exige economía de medios expresivos, de manera que logre la precisión de sus movimientos, que contribuyen a la más rápida realización de la idea.” (Destacado en el original).

La biomecánica aplicada al movimiento tiene como objetivo optimizar los recursos propios mediante el cuidado preventivo del cuerpo. Es decir que se trata de incrementar el rendimiento físico; ganar precisión y ampliar la capacidad motora; pero sin poner en riesgo la salud del sistema musculoesquelético. La atención está puesta en la colocación ósea y la utilización como medios mecánicos (palancas-poleas) de los huesos largos en los que se inervan los músculos y tendones, y el apoyo de la musculatura profunda como sostén de la estructura ósea.

En la aplicación a la Danza, se busca realizar el movimiento con mayor rango de amplitud y menor esfuerzo. Por ejemplo, produciendo una rotación en la musculatura de la pierna para levantar la pierna no por el esfuerzo del cuádriceps sino por el sostén del aductor y la colacación y proyección del peso desde la articulación de la cadera, generando así un sistema de polea (el isquión proyecta el peso hacia el piso, los músculos abductores se tonifican, y los aductores-próximos a la línea del eje-empujan la pierna hacia arriba). .

Al realizar el estiramiento por biomecánica nos vamos encontrando con límites personales y propios que se van superando de modo orgánico mediante la actuación de las distintas fuerzas tanto internas (que son las que producen el cambio de posición del cuerpo, propio de cada postura de los ejercicios) como externas, por ejemplo, la relación peso/masa cuando buscamos elongar sin empujar y permitiendo que la fuerza de gravedad actúe. Por eso en la aplicación de esta técnica no se utilizan los rebotes para lograr un mayor rango de amplitud, sino una permanencia en la posición, acentuando la colación y dejando que el músculo responda a estos estímulos con su natural flexibilidad que, así, se incrementa cada 30 segundos aproximadamente.

Esta técnica implica un entrenamiento físico y mental, ya que el pensamiento no está ocupado en la reproducción del movimiento a partir de copiar lo exterior; sino registrando y percibiendo la colocación ósea y el tono adecuados para cada esfuerzo y exigencia a los que nos vamos sometiendo. A su vez, la mente trabaja integrando el pensamiento motor y el pensamiento abstracto, ya que hay una serie de indicaciones en relación a la alineación y la organización de ciertos ejes, que van desarrollando una visión interna o comprensión abstracta o geométrica. La elongación y la tonicidad van unidas, ya que aplicando los principios de la biomecánica mientras unos músculos se estiran, los otros se fortalecen o tonifican.
Este abordaje del movimiento implica un pensamiento global y a la vez particular; ponemos atención y dirigimos el movimiento en un sector; pero manteniendo la atención en nuestro centro de gravedad, la distribución del peso total y la alineación que se corresponda a la posición en la que estemos; porque justamente la correcta colocación es lo que permite que las leyes cinéticas y cinestésicas actúen sobre nuestro organismo con una economía de recursos que implica precisión, mayor rendimiento y mínimo esfuerzo.

Si describimos la columna vertebral desde la perspectiva biomecánica tendremos una comprensión acabada sobre la consigna que llevamos adelante cada vez que buscamos mantenernos erguidos en la clase o hacemos ejercicios de rotación de columna o de hiperextensión de la misma y utilizamos la consigna “darle apoyo abdominal a la zona lumbar”. Desde la perspectiva biomecánica, la columna es inestable; ya que las vértebras articulan entre sí, en el espacio interno que dejan pasa la médula, tienen gran cantidad de ligamentos; pero dependen de músculos externos para lograr no sólo movilidad sino también estabilidad. Uno de los elementos de estabilización lo constituye la “cámara hidroaérea” que está formada por el tórax y el abdomen. Al comprimir el abdomen, los fluidos contenidos en las vísceras, se comprimen y proporcionan una resistencia adicional a la columna dorsolumbar. Debido a la unión que existe entre los tejidos de la región dorsolumbar y los de la región abdominal; al realizar la aproximación de los brazos al tronco con la columna alineada y el apoyo abdominal correspondiente, se produce una tonificación de los dorsales anchos (que se inervan en la zona baja de la espalda y también en la región proximal al húmero), largos y abdominales. Si realizamos los movimientos de los brazos manteniendo esta alineación y la colocación del hombro, sentiremos cómo trabaja gran parte de la musculatura de la espalda, estirándose y tonificándose, con un movimiento de apariencia “suave” pero de registro intenso.

Como vemos, desde la perspectiva biomecánica, cada movimiento o posición tiene una implicancia y una resonancia en zonas del cuerpo que, en una observación externa o de superficie, podría costarnos relacionar. Relajar la base de la lengua, por ejemplo, implica la relajación de las vértebras cervicales, el maxilar, las clavículas, los omóplatos y el hueso hioides (que está ubicado a la altura de la tercera vértebra cervical); ya que hay tejidos (aponeurosis) que unen y vinculan a unos y otros. Alinear las rodillas implica favorecer el eje de descarga adecuado desde la pelvis hasta la planta del pie y evitar la retención de peso y la sobrecarga en rodillas (lo que les exigiría una tarea para las que no están anatómicamente preparadas); a su vez esto se vincula con los puntos de apoyo y contacto de los pies en el piso y la colocación de la cadera.

El entrenamiento que se realiza en la aplicación de la biomecánica al movimiento implica la concienciación de los huesos, la alineación, el desarrollo de la motricidad fina (ya que se busca una rápida respuesta en zonas que, cuando no estamos entrenados, no podemos diferenciar) y apunta a que logremos un alto rendimiento con una economía de recursos, y a que podamos percibir, acomodar, y desempeñarnos sin poner en riesgo nuestra salud ósteo-muscular. Esto requiere de nuestra constancia, perseverancia y paciencia y nos invita a desarrollar el movimiento haciendo confluir la percepción tanto de lo interno como de lo exterior.