CUERPO AQUÍ

 A pedido del grupo La Zancada, escribí esta reflexión sobre el trabajo en las instituciones de formación artística durante la pandemia. Publicado en el No. 4 de La Zancada Revista de Teatro (diciembre 2020), que podés leer en este link 

                         Búfalo. El comienzo de la supervivencia. Proyecto llevado adelante en 2020. En la imagen: Daniela Dursi

                                                          

¿Por qué yo soy yo? ¿Y por qué no, vos? ¿Por qué estoy aquí? ¿Y por qué no, allí?, nos dice Peter Handke que el niño se preguntaba cuando era niño. Y de pronto, este escenario pandémico nos dejó sin un aquí que nos reúna y sin un cuerpo-otro para percibir. Nos arrebató la posibilidad de ese estado niño cuando era niño / niña cuando era niña / niñe cuando era niñe al que intentamos acceder para crear y hacia el que también buscamos guiar la clase.

¿Qué es una persona cuando usamos el concepto de cuerpo remitiéndonos excluyentemente a su apariencia física? ¿En qué nos convertimos si reducimos nuestra corporalidad a lo que nos devuelve el paradigma visual?

Puedo tomar un espacio vacío y llamarlo teatro. Un hombre camina por ese espacio vacío mientras otro lo observa y esto es todo lo que se necesita para hacer un acto teatral.  Y ahora, que no nos encontramos con el espacio vacío que nos propone Peter Brook sino con una multiplicidad de espacios que no están juntos, en un no-espacio, contaminados de cotidiano, plagados de historias personales, con una cámara permanente que puede transformarse en una suerte de espectador interno que asiste a clases y a ensayos a robarnos libertad y que transforma los límites de ese espacio vacío en un plano de, con suerte, 14 pulgadas. Ahora, en esta escena, ¿a qué llamamos teatro?

La suspensión en el tiempo que, como sensación, generó la pandemia me reforzó una cantidad de preguntas sobre el teatro, sobre el quehacer y la enseñanza, sobre el devenir de la actividad, sobre la transformación de nuestros cuerpos-mentes en la última década. Estas preguntas no son nuevas; pero sí han sido centrales a la hora de no empujar mi actividad pedagógica hacia lo que no es: no es una transmisión - reproducción de formas, no es una sucesión de resultados verificables por corresponderse inmediatamente con estéticas preconcebidas, no es un uso del cuerpo cual herramienta escindida, no es un uso.

¿Cómo abordar las experiencias auto-perceptivas, basamento central de las Técnicas Corporales Conscientes, en esta modalidad virtual? ¿Cómo generar vínculos que propicien un buen aprendizaje? ¿Cómo propiciar procesos creativos a través de estos medios sin que sean creaciones que repliquen una lógica de redes sociales?

En esta suerte de suspensión del tiempo, podemos suspender la acción, contener el aire antes de descargar el peso en la continuidad del movimiento. Suspender la acción y hacer silencio o hacer un sonido de tantos decibeles que resulte inaudible….Y en ese estado entrar en un pliegue hacia dentro y crear un estado de consciencia previo al acto de pensar, como nos propone Fedora Aberastury. Entonces, nos damos cuenta de cuántos recursos maravillosos nos da este arte y oficio. Y qué buenos son para pasar estos momentos históricos. Y qué bueno transmitir estos recursos que son tan ricos para encarar el oficio y que, además, son útiles en estas circunstancias.

 

Todo lo que podemos aplicar DEL teatro a este momento, aunque no lo podamos aplicar EN el teatro:

 

Adaptarse a las circunstancias.  

Escucharse. Percibirse.

No empujar la emoción.

Pensar lo que sí se puede hacer.

No hacer de más.

Transitar un proceso.

Tener en cuenta al otre, otra, otro.

Construir desde la acción.

La palabra es acción y transforma.

Profundizar. Persistir. Perseverar.

Preguntarme qué estoy haciendo y para qué.

Ser el centro del espacio que habito.

Ubicar varios centros en el espacio.

SALIMOS A ESCENA:  Entonces, fue fundamental la libertad que nos dio la institución para adecuar contenidos a las circunstancias y al formato virtual. También, el hecho de tener un equipo de cátedra que es justamente un equipo, con (buena) experiencia conjunta de muchos años: ya que hubo, hay todavía, mucho que pensar, decidir, compartir, evaluar internamente, antes y durante la cursada.  La propuesta pedagógica de no centrarnos fuertemente en lo visual y de buscar inclusión frente a las dificultades de conexión o de espacio libre para hacer la clase de manera sincrónica, generaron un formato de clases que nos requirió mucha dedicación, aún más que la habitual. Los ejercicios auto-perceptivos fueron planteados desde un formato auditivo. Las clases sincrónicas, evitando referenciarnos con la cámara. La comunicación entre subgrupos de estudiantes, fundamental. La transmisión conceptual, también. Pensar y transmitir con precisión las consignas verbales o escritas: la palabra pronunciada recuperó peso, valor. Quizás hasta fueron más fáciles de comprender varios aspectos de lo mencionado en la primera parte de este escrito (como no reducir la persona a la presencia física ni el cuerpo a la apariencia de lo que vemos); porque en este contexto se vuelven aspectos casi obvios.

Una experiencia extraordinaria: Con un grupo de estudiantes de 2019 quedamos de hacer un proyecto de extensión de cátedra en 2020 (Proyecto Búfalo). Seguimos de manera virtual reuniéndonos semanalmente durante el primer cuatrimestre y el período de exámenes, realizando lecturas y análisis para avanzar en aspectos conceptuales del proyecto (ya que la naturaleza de éste es justamente todo lo que la pandemia puso en jaque: improvisar en el aquí y ahora en una proximidad e intercambiando máscaras). Y ahora, avanzamos produciendo contenidos auditivos relacionados al proyecto. Porque el cuerpo y las herramientas técnicas corporales son llave del imaginario y la expresividad. No hubiéramos compartido una experiencia tan rica en otra circunstancia.

LEO EN VOZ ALTA LAS DIDASCALIAS: Imposibles de transitar la interacción y la vivencia del espacio común aquí y ahora, la percepción del conjunto, las nociones espaciales, hacer trabajos escénicos…Podría decir, también, que nos queda por fuera el teatro en sí….Entiendo que puede ser un panorama desalentador si lo pensamos así. El escenario es altamente complejo y todas, todos y todes (estudiantes, autoridades, docentes, dentro y fuera de las instituciones) hemos hecho grandes esfuerzos. Lo cierto es que la pandemia es inexorable y el teatro no puede ofrecernos su esencia de encuentro transformador en un aquí y ahora; pero aún así: fuera de sí, nos ofrece a quienes lo habitamos por dentro herramientas esenciales y transformadoras.