Publicado en Revista Kiné N° 156 (octubre 2023)
Para una lectura completa, propongo leer esta nota
integrándola con los artículos La experiencia de ponernos de pie y Hombros:
implicaciones en la acción, la emoción y la memoria publicados en KINÉ
146 y 153 respectivamente.
Me gusta pedirle a lxs
lectores que se involucren activamente en la nota. Empecemos por el ejercicio
de anotar libremente las respuestas a esta pregunta: ¿Qué pensás de tu
voz? Luego de escribir las respuestas, y sin detenerse a analizar nada,
responder esta otra pregunta: ¿Qué piensa usted de su voz? Y, por
último, cuál es la respuesta a: ¿Qué pensás de esa voz? La voz que observamos es la misma, lo que cambia es nuestra posición como
observadores. Probablemente hayamos apreciado
diferentes aspectos de nuestra misma voz. Quizá, hasta la hayamos valorado cuantitativamente
de manera distinta. A continuación, echemos un vistazo a las respuestas que
escribimos y observemos cuáles de ellas son repeticiones de opiniones ajenas
recibidas a lo largo de nuestra vida; cuáles están relacionadas con el sentido
estético del momento y cuáles son apreciaciones surgidas de nuestra sensación
kinésica de emitir y de escuchar nuestra voz.
Las manos y la voz
Como especie, la evolución
de la mano y de la voz se corresponden: El pasaje a la bipedestación nos liberó
del uso prensil de la boca y de la utilización de los brazos para sostenernos y
desplazarnos. La columna evolucionó hacia las tres curvaturas actuales
(lordosis cervical y lumbar y cifosis dorsal). La reorganización de nuestra
cintura escapular le dio mayor posibilidad de movimiento a los brazos y amplió
el espacio de los pulmones y el tracto vocal, produciendo una nueva ubicación
de la laringe (un poco más abajo). El cerebro evolucionó de manera
interdependiente con la voz y la mano: Ganando espacio en la corteza cerebral
motora, la mano se volvió más hábil y precisa y la musculatura facial amplió
sus capacidades para manifestar emociones y emitir fonemas.
Las manos y la voz sirven a las funciones básicas de supervivencia; pero
también son las herramientas de la creación y la imaginación. Alexander Lowen
decía que inspirar es traer el mundo hacia nosotros. A través de las manos y la
voz dejamos rastros conscientes de nosotros en el mundo, creamos o destruimos.
Resulta interesante observar que con las manos y la voz podemos obrar tanto de
manera instintiva como consciente.
En nuestra evolución como
individuos, llegar a la postura erguida y hablar, también es el resultado de un
proceso fascinante. El desarrollo
músculo esquelético y el psicomotriz (Sistema Nervioso Central, Sistema
Nervioso Autónomo y conformación de la personalidad) se da de manera coordinada
e interrelacionada durante los primeros años de nuestra vida. En el proceso que
nos lleva a pararnos sobre nuestros pies, existe un correlato entre la
evolución biomecánica y motriz y la ampliación de las capacidades de las manos
y de la voz.
Símbolos de poder, energía
y creación
El Diccionario de los
símbolos de Jean Chevallier, nos propone algunas acepciones coincidentes tanto
para la mano como para los componentes de la voz humana. El sonido, la boca, la
lengua y las manos son símbolos de potencia creadora. El sonido es símbolo de
energía. Es lo que golpea al oído por efecto de movimientos vibratorios
rítmicos. La lengua se considera como una llama, porque tiene forma y movilidad.
Es, además, órgano de conocimiento,
manifestado en la relación entre saber y sabor. La boca, órgano de la palabra y
del soplo, simboliza un grado elevado de conciencia, un poder organizador por
medio de la razón. Carl Jung observó que existe un vínculo cinestésico entre la
boca y el fuego, que en muchas tradiciones van asociados. Existe una profunda
relación simbólica entre ellos, ya que, tanto el fuego como la boca, presentan
el doble aspecto creador y destructor. Jung observó que el uso de la palabra y
el del fuego son dos características principales del hombre y las dos proceden
de su energía psíquica. La mano expresa la idea de actividad e inteligencia, al
igual que el lenguaje. El diccionario de los símbolos nos dice que la expresión
“ponernos en manos de otro” significa relegar nuestra libertad y que el acto de
imponer las manos es transmitir nuestra energía. Nos advierte, además, que
conviene recordar que la palabra manifestación tiene la misma raíz que mano.
En las tradiciones más diversas, el ritmo binario de la respiración: expiración
e inspiración, simbolizan la producción y la reabsorción del universo. Movimientos
centrípeto y centrífugo a partir de un centro que es el corazón, respirar es
asimilar el poder del aire gobernados por el corazón.
Como en los enfoques
científicos más actuales, la simbología nos presenta relaciones entre cerebro,
corazón y digestión, vinculándolos en los procesos mentales.
Vaciarnos de expectativas
Pienso que uno de los
efectos más notables de muchas de las Técnicas Conscientes es el de llevarnos
por un camino de liberación de etiquetas. Vaciarnos de expectativas y dejar de
pensar en términos de opinión no es el resultado de una imposición intelectual;
sino la consecuencia de experimentar, de manera sostenida en el tiempo, pautas
que nos instalan en el continuo aquí y ahora y habilitan la doble consciencia
de hacedor sintiente y observador que percibe y describe.
Fedora Aberastury hablaba
de un estado de consciencia previo al acto de pensar. En lo personal, entiendo
pensar y sentir como funciones interrelacionadas, que no debieran estar
disociadas. Alexander Lowen señala que el pensamiento creativo, que depende
del flujo de las ideas inconscientes, surge cuando el cuerpo está más vivo y
desahogado. También menciona la notable dificultad de algunas personas para
darse cuenta de lo que sienten. Consignas como “miro y veo” y “escucho
y oigo” nos invitan a desandar lo presupuesto, nos ayudan a acallar
las ideas y opiniones incorporadas y a recuperar la capacidad de reconocer lo
que percibimos y sentimos. ¿Qué lugar ocupa la voz en estos procesos?
La sensación kinésica de
emitir y escuchar nuestra voz
La característica
fundamental de cualquier sonido es la vibración. Un sonido inaudible (por estar
fuera de nuestro rango auditivo), o uno no manifiesto (como un pensamiento);
también es vibración: Podemos sentir el ronroneo de un gato por su vibración en
nuestro cuerpo. En estado de vigilia, aunque no hablemos, nuestro pensamiento
vibra en las cuerdas vocales. La vibración es movimiento. Y la resonancia es la
capacidad que tiene la vibración de llegar más allá y vibrar en otros cuerpos. Cotidianamente
experimentamos esta doble condición del sonido, percibiéndolo tanto
auditivamente como corporalmente.
En la filogénesis y en la
ontogénesis, los sentidos del tacto, vestibular y del oído anteceden al sentido
de la vista. Tan singular como la huella digital, la voz es una expresión de
nuestro espíritu y carácter, de nuestro presente y nuestra historia, una
manifestación de la respiración. Respiración, pensamiento y voz están
interrelacionados. La voz y las manos transmiten lo que conscientemente
elaboramos; pero también, expresan lo que somos a través de aspectos
inconscientes y profundos. Cuando sonamos y resonamos, nuestra voz es experiencia
audible y vibratoria.
Antes de llegar al final
de esta lecto-experiencia, propongo experimentar nuestra fonación habilitando
la doble consciencia de hacedores sintientes y observadores que perciben y
describen. Realicemos las siguientes acciones, permitiendo que nos guíen las
sensaciones kinésicas de nuestro sonido (sensaciones de resonancia y vibración)
y observando, a la vez, lo que percibimos:
*recostarse en el
piso boca arriba, inhalar por la nariz y exhalar por la boca al tiempo que
dejamos los brazos moverse libremente en el aire.
*gatear, mientras
inhalamos por la nariz y exhalamos por la boca emitiendo sonidos.
*desplazarse como
monito en cuclillas, inhalar libremente y exhalar emitiendo sonidos.
*empujar algo con
los brazos y exhalar emitiendo sonido.
*apretar la
espalda contra una pared y exhalar emitiendo sonido
*arrojar una
pelota y exhalar emitiendo sonidos
*patalear e
inhalar por la boca y exhalar emitiendo sonidos
A modo de post data
Ahora es momento de volver a las preguntas: ¿Qué
pensás de tu voz?, ¿Qué piensa usted de su voz?, ¿Qué pensás de esa voz?
Y después de comparar las nuevas respuestas con aquellas;
dejar resonando estas preguntas: ¿Cómo sueno yo? ¿Cómo siento que mi sonido
es auténtico? ¿Cómo se siente en el tono muscular, en la resonancia física, en
la resonancia espacial? ¿Cómo es la sensación de mi sonido? ¿Cómo siento que
quiero sonar? ¿Experimento alguna relación entre la resonancia interna que le
doy a las vibraciones de mi sonido, guiándome por la sensación, y la potencia
de mi resonancia en el espacio, es decir, en el mundo?
Gabriela González López es Artista escénica multidisciplinaria, Investigadora,
Docente, Coordinadora de los Talleres Cuerpo y Artes Escénicas. Profesora
Titular de Cátedra en la UNA. Beca Nacional Grupal 2009 del FNA, para la
Investigación La función del oído interno en el trabajo del intérprete
músico y / o actor. La investigación sobre la consciencia del movimiento y
el diálogo entre las artes son una constante en su labor pedagógica y
artística.