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viernes, 17 de mayo de 2024

RESONAR EN EL MUNDO Correlaciones evolutivas entre la postura erguida y la voz


 Publicado en Revista Kiné N° 156 (octubre 2023)

Para una lectura completa, propongo leer esta nota integrándola con los artículos La experiencia de ponernos de pie y Hombros: implicaciones en la acción, la emoción y la memoria publicados en KINÉ 146 y 153 respectivamente.

Me gusta pedirle a lxs lectores que se involucren activamente en la nota. Empecemos por el ejercicio de anotar libremente las respuestas a esta pregunta: ¿Qué pensás de tu voz? Luego de escribir las respuestas, y sin detenerse a analizar nada, responder esta otra pregunta: ¿Qué piensa usted de su voz? Y, por último, cuál es la respuesta a: ¿Qué pensás de esa voz?  La voz que observamos es la misma, lo que cambia es nuestra posición como observadores. Probablemente hayamos apreciado diferentes aspectos de nuestra misma voz. Quizá, hasta la hayamos valorado cuantitativamente de manera distinta. A continuación, echemos un vistazo a las respuestas que escribimos y observemos cuáles de ellas son repeticiones de opiniones ajenas recibidas a lo largo de nuestra vida; cuáles están relacionadas con el sentido estético del momento y cuáles son apreciaciones surgidas de nuestra sensación kinésica de emitir y de escuchar nuestra voz.

 

Las manos y la voz 

Como especie, la evolución de la mano y de la voz se corresponden: El pasaje a la bipedestación nos liberó del uso prensil de la boca y de la utilización de los brazos para sostenernos y desplazarnos. La columna evolucionó hacia las tres curvaturas actuales (lordosis cervical y lumbar y cifosis dorsal). La reorganización de nuestra cintura escapular le dio mayor posibilidad de movimiento a los brazos y amplió el espacio de los pulmones y el tracto vocal, produciendo una nueva ubicación de la laringe (un poco más abajo). El cerebro evolucionó de manera interdependiente con la voz y la mano: Ganando espacio en la corteza cerebral motora, la mano se volvió más hábil y precisa y la musculatura facial amplió sus capacidades para manifestar emociones y emitir fonemas.

Las manos y la voz sirven a las funciones básicas de supervivencia; pero también son las herramientas de la creación y la imaginación. Alexander Lowen decía que inspirar es traer el mundo hacia nosotros. A través de las manos y la voz dejamos rastros conscientes de nosotros en el mundo, creamos o destruimos. Resulta interesante observar que con las manos y la voz podemos obrar tanto de manera instintiva como consciente.

En nuestra evolución como individuos, llegar a la postura erguida y hablar, también es el resultado de un proceso fascinante.  El desarrollo músculo esquelético y el psicomotriz (Sistema Nervioso Central, Sistema Nervioso Autónomo y conformación de la personalidad) se da de manera coordinada e interrelacionada durante los primeros años de nuestra vida. En el proceso que nos lleva a pararnos sobre nuestros pies, existe un correlato entre la evolución biomecánica y motriz y la ampliación de las capacidades de las manos y de la voz.

 

Símbolos de poder, energía y creación

El Diccionario de los símbolos de Jean Chevallier, nos propone algunas acepciones coincidentes tanto para la mano como para los componentes de la voz humana. El sonido, la boca, la lengua y las manos son símbolos de potencia creadora. El sonido es símbolo de energía. Es lo que golpea al oído por efecto de movimientos vibratorios rítmicos. La lengua se considera como una llama, porque tiene forma y movilidad.  Es, además, órgano de conocimiento, manifestado en la relación entre saber y sabor. La boca, órgano de la palabra y del soplo, simboliza un grado elevado de conciencia, un poder organizador por medio de la razón. Carl Jung observó que existe un vínculo cinestésico entre la boca y el fuego, que en muchas tradiciones van asociados. Existe una profunda relación simbólica entre ellos, ya que, tanto el fuego como la boca, presentan el doble aspecto creador y destructor. Jung observó que el uso de la palabra y el del fuego son dos características principales del hombre y las dos proceden de su energía psíquica. La mano expresa la idea de actividad e inteligencia, al igual que el lenguaje. El diccionario de los símbolos nos dice que la expresión “ponernos en manos de otro” significa relegar nuestra libertad y que el acto de imponer las manos es transmitir nuestra energía. Nos advierte, además, que conviene recordar que la palabra manifestación tiene la misma raíz que mano. En las tradiciones más diversas, el ritmo binario de la respiración: expiración e inspiración, simbolizan la producción y la reabsorción del universo. Movimientos centrípeto y centrífugo a partir de un centro que es el corazón, respirar es asimilar el poder del aire gobernados por el corazón.

Como en los enfoques científicos más actuales, la simbología nos presenta relaciones entre cerebro, corazón y digestión, vinculándolos en los procesos mentales.

Vaciarnos de expectativas

Pienso que uno de los efectos más notables de muchas de las Técnicas Conscientes es el de llevarnos por un camino de liberación de etiquetas. Vaciarnos de expectativas y dejar de pensar en términos de opinión no es el resultado de una imposición intelectual; sino la consecuencia de experimentar, de manera sostenida en el tiempo, pautas que nos instalan en el continuo aquí y ahora y habilitan la doble consciencia de hacedor sintiente y observador que percibe y describe.

Fedora Aberastury hablaba de un estado de consciencia previo al acto de pensar. En lo personal, entiendo pensar y sentir como funciones interrelacionadas, que no debieran estar disociadas. Alexander Lowen señala que el pensamiento creativo, que depende del flujo de las ideas inconscientes, surge cuando el cuerpo está más vivo y desahogado. También menciona la notable dificultad de algunas personas para darse cuenta de lo que sienten. Consignas como “miro y veo” y “escucho y oigo” nos invitan a desandar lo presupuesto, nos ayudan a acallar las ideas y opiniones incorporadas y a recuperar la capacidad de reconocer lo que percibimos y sentimos. ¿Qué lugar ocupa la voz en estos procesos?

 

La sensación kinésica de emitir y escuchar nuestra voz

La característica fundamental de cualquier sonido es la vibración. Un sonido inaudible (por estar fuera de nuestro rango auditivo), o uno no manifiesto (como un pensamiento); también es vibración: Podemos sentir el ronroneo de un gato por su vibración en nuestro cuerpo. En estado de vigilia, aunque no hablemos, nuestro pensamiento vibra en las cuerdas vocales. La vibración es movimiento. Y la resonancia es la capacidad que tiene la vibración de llegar más allá y vibrar en otros cuerpos. Cotidianamente experimentamos esta doble condición del sonido, percibiéndolo tanto auditivamente como corporalmente.

En la filogénesis y en la ontogénesis, los sentidos del tacto, vestibular y del oído anteceden al sentido de la vista. Tan singular como la huella digital, la voz es una expresión de nuestro espíritu y carácter, de nuestro presente y nuestra historia, una manifestación de la respiración. Respiración, pensamiento y voz están interrelacionados. La voz y las manos transmiten lo que conscientemente elaboramos; pero también, expresan lo que somos a través de aspectos inconscientes y profundos. Cuando sonamos y resonamos, nuestra voz es experiencia audible y vibratoria. 

Antes de llegar al final de esta lecto-experiencia, propongo experimentar nuestra fonación habilitando la doble consciencia de hacedores sintientes y observadores que perciben y describen. Realicemos las siguientes acciones, permitiendo que nos guíen las sensaciones kinésicas de nuestro sonido (sensaciones de resonancia y vibración) y observando, a la vez, lo que percibimos:

*recostarse en el piso boca arriba, inhalar por la nariz y exhalar por la boca al tiempo que dejamos los brazos moverse libremente en el aire.

*gatear, mientras inhalamos por la nariz y exhalamos por la boca emitiendo sonidos.

*desplazarse como monito en cuclillas, inhalar libremente y exhalar emitiendo sonidos.

*empujar algo con los brazos y exhalar emitiendo sonido.

*apretar la espalda contra una pared y exhalar emitiendo sonido

*arrojar una pelota y exhalar emitiendo sonidos

*patalear e inhalar por la boca y exhalar emitiendo sonidos

 

A modo de post data

Ahora es momento de volver a las preguntas: ¿Qué pensás de tu voz?, ¿Qué piensa usted de su voz?, ¿Qué pensás de esa voz?

Y después de comparar las nuevas respuestas con aquellas; dejar resonando estas preguntas: ¿Cómo sueno yo? ¿Cómo siento que mi sonido es auténtico? ¿Cómo se siente en el tono muscular, en la resonancia física, en la resonancia espacial? ¿Cómo es la sensación de mi sonido? ¿Cómo siento que quiero sonar? ¿Experimento alguna relación entre la resonancia interna que le doy a las vibraciones de mi sonido, guiándome por la sensación, y la potencia de mi resonancia en el espacio, es decir, en el mundo?   

 

Gabriela González López es Artista escénica multidisciplinaria, Investigadora, Docente, Coordinadora de los Talleres Cuerpo y Artes Escénicas. Profesora Titular de Cátedra en la UNA. Beca Nacional Grupal 2009 del FNA, para la Investigación La función del oído interno en el trabajo del intérprete músico y / o actor. La investigación sobre la consciencia del movimiento y el diálogo entre las artes son una constante en su labor pedagógica y artística.

 


viernes, 18 de agosto de 2023

SISTEMA CONSCIENTE PARA LA TÉCNICA DEL MOVIMIENTO:

 CON EL ÉNFASIS PUESTO EN LA PALABRA PENSAR

Publicado en Kiné n° 156, abril-mayo 2023, se puede leer y descargar aquí

Las técnicas conscientes o somáticas tienen aspectos en común. Hay diferencias en el alcance, en las temáticas, en la metodología, en los procedimientos.  Sus características las vuelve potenciadoras de la singularidad. Son técnicas que se vuelven únicas en cada persona, reveladoras, que nos convocan a un estado de presencia pensante, sintiente, activo y abierto emocionalmente en el aquí y ahora y que nos permiten percibir nuestro caudal de fuerza humana. Generadoras de espacios de integración y libertad donde lo uniforme queda excluido.

En el Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento, el lugar organizador de la técnica, el punto de inicio y de sostén del trabajo, es el pensamiento. No como idea u opinión. Pensamiento como acción que se produce a través de la apropiación de unas consignas que son órdenes mentales. Cuyo objetivo es crear un estado de consciencia previo al acto de pensar. Mediante la reiteración continua de las consignas, vamos organizando el movimiento desde nuestro cuerpo interno.

Es por esto por lo que el alcance de esta práctica puede ser mejorar lo postural o motor, acceder al pensamiento creador o llegar a las propias profundidades. Depende de las expectativas y la motivación personal. Resulta paradójico, quizás, que cuanto menos determinada sea la meta, más sorprendente es el alcance.

 

Entre asombros y desconciertos          

Otra característica compartida entre estas técnicas es que sólo podemos comprenderlas en el hacer. Las fundamentaciones no reemplazan el tránsito, las explicaciones no pueden transmitir la experiencia ni ayudarnos a suponer qué producen. En el caso del SCTM, las consignas son reveladoras: no sabemos de antemano qué es lo que nos producirán, lo que lograremos con ellas.

A mis clases y talleres asisten personas de diferentes edades y con recorridos previos aparentemente disímiles: con experiencia en esta u otras técnicas conscientes, artistas de diversas disciplinas, personas que por primera vez se acercan a una propuesta de estas características en busca de bienestar. Es interesante observar cómo quienes están familiarizados con otros procedimientos de las técnicas conscientes tienen que transitar el desconcierto que les produce que la primera consigna sea pensar; que quienes están habituados a otras maneras de entender la grupalidad, tengan sensación de soledad; que quienes suelen comenzar por grandes movimientos en el espacio se asombren con su propia necesidad de un mover mínimo; que quienes están acostumbrados a una lógica causal se sientan perplejos cuando, trabajando un espacio articular de una mano, sienten repercusiones otras zonas del cuerpo o se abre la memoria. Es interesante observar cómo todas estas emociones iniciales acontecen y se disipan, al seguir repitiéndonos las consignas como un mantra. Y que quienes ya la transitaron, sigan encontrando resonancias nuevas.

Pienso que pienso con palabras

La relajación de la musculatura profunda nos permite llegar a fuerzas que están depositadas en estado latente en los centros dormidos del sistema nervioso.  El pensamiento desde la técnica crea posibilidades de movimiento a través de los centros de energía que movilizan estas fuerzas pudiendo llegar a lo desconocido de nosotros mismos. La reiteración produce que las consignas que se mantienen a través del tiempo cambien en grados de intensidad.

El Sistema exige una acción voluntaria y permanente. No debemos usar la imaginación como atracción de la conciencia. Se debe permitir que la orden mental actúe por sí misma.

Cada espacio anatómico que nombro con las consignas es el lugar de mi cuerpo al que le doy entidad, donde organizo mi conciencia. Estas consignas no deben interpretarse. No debemos suponer cuál es el resultado esperado ni traducirlas en una demostración de lo que estamos haciendo:

pienso que pienso con palabras

pienso con intensidad, potencia y precisión

relajo la lengua por debajo de la lengua

Debemos repetirnos las órdenes mentales que nos ofrece esta técnica, de manera literal, consciente y como un mantra. De forma no mecánica.

Conexiones neurales, conexiones humanas

La coraza muscular se crea por la desconexión que existe entre el mundo creativo y emocional y la posibilidad de usar ese caudal energético en el acto creador. Fedora Aberastury, la creadora de esta técnica, decía que la conciencia nos lleva a las profundidades de la creación y que la dinámica del movimiento involucra la energía liberadora que da paso a la emoción. 

Neuroanatómicamente, esta metodología se basa en el desarrollo de la motricidad fina, entendida como coherencia entre el pensar y el hacer, y en el conocimiento biomecánico. Es por eso que la relación entre el cerebro, la lengua y las manos ocupa un lugar importante dentro de la gran cantidad de ejercitaciones. Siempre a través de una metodología que se sostiene en la reiteración de la palabra precisa y la percepción profunda, los conceptos de correspondencia articular y sistema de correlaciones energéticas, también nos invitan a concienciar otros espacios corporales poco frecuentados.

En el léxico de esta técnica, relajar no es abandonar, sino dejar pasar. Cuando la lengua recibe la energía de los pensamientos, las manos actúan sin reflejos condicionados. La lengua consciente y relajada despierta las fuerzas de puje, que rigen sin empuje. Si queremos entender qué quiere decir esto, observemos a un ser humano menor de tres años aprender una tarea nueva o la próxima vez que estemos haciendo algo con las manos o los pies y nos sintamos trabados, relajemos la lengua y dejémosla que se asome dilatada entre los labios.

Pienso Relajo Abro

El Sistema Consciente para la Técnica del Movimiento exige una acción voluntaria y permanente, personal. Requiere una repetición que se actualiza. En una clase, un mismo ejercicio es llevado adelante por cada persona a su propio ritmo y de acuerdo con su nivel de conocimiento. La grupalidad no es algo externo a lo que hay que adecuarse; emerge incluyendo las singularidades, si nos mantenemos enfocados en los pasos que organizan la práctica. La no interpretación, desde el rol docente y el de compañeros, es parte del aprendizaje y juega un papel fundamental en un trabajo técnico que intenta no imponer respuestas y no poner punto. Es en esos momentos cuando observamos relaciones inesperadas, comunicaciones sutiles.

La acción de abrir es la más reiterada en las consignas de esta técnica. Propongo este final de nota como apertura. Una apertura es un espacio de circulación.

Dejo resonando:

Relajar no es abandonar, es dejar pasar.

Cambiar la palabra concentración por organización de la atención.

Deshacer es un hacer consciente. 

 

Gabriela González López: artista escénica de formación multidisciplinaria. Desde fines de los años 80, entró en contacto con el SCTM, formándose con la Maestra María Inés Azzarri. Coordina los talleres Cuerpo y Artes Escénicas.  Profesora titular de cátedra de Entrenamiento Corporal del Actor en la UNA, espacio en el cual ha organizado ciclos de charlas vinculados a las técnicas conscientes en la Actuación y al SCTM. Como artista y docente sus propuestas llegan a diversas ciudades de nuestro país y también del exterior.

 


sábado, 25 de marzo de 2017

TEMA Y VARIACIONES EN LA FORMACIÓN CORPORAL DEL ACTOR

Ponencia presentada en el Congreso de Corporeidad año 2015, organizado por la Universidad del Centro, Tandil y publicada en la revista digital Cuerpo del drama.
Se puede leer en el siguiente enlace:  Cuerpo del drama

TEMA Y VARIACIONES EN LA FORMACIÓN CORPORAL DEL ACTOR
   La formación corporal del actor en el  paradigma educativo y artístico del S. XXI

por Gabriela González López

                          El desarrollo artístico de un hombre es lento.
                                                          Konstantin Stanislavski, El arte escénico.



 EL ESTUDIANTE.
Imaginemos que desde que nacimos y cumplimos nuestras etapas de desarrollo fuimos guiados a escuchar nuestras intuiciones con naturalidad, a alimentarnos cuando teníamos hambre y dormir cuando teníamos sueño, a prestar atención por igual a todos nuestros sentidos, a vivir pensando y haciendo consciente la experiencia y que luego de hacer toda una educación primaria y secundaria que nos respalda como personas creativas y pensantes nos encontramos empezando a formarnos como actores.  Nos hemos desarrollado con naturalidad en la comprensión de nuestros impulsos, nuestras acciones y nuestros pensamientos y en la relación de éstos entre sí. Ahora, tendremos que aprender a desarrollar nuestra observación y nuestra capacidad motora e intelectual para incorporar matices, dinámicas y expresiones que no nos son propias y desarrollar la capacidad de observar la realidad que nos rodea con agudeza e iniciarnos en la búsqueda de cómo plasmarla y transformarnos expresivamente, en nuestra actividad escénica.
Ahora imaginemos que nacemos con toda esa capacidad y la misma se nos estimula hasta alrededor de los 4 o 5 años; pero al ingresar a la escuela primaria, nos vamos adaptando a sentarnos alejados del piso y dejando de registrar si estamos cómodos o incómodos, a estar en una fila en relación a los demás pares y tener un único punto de vista que es hacia adelante, donde se sitúa la nuca de nuestros compañeros y el cuerpo de los maestros o profesores que están de frente a nosotros.  Imaginemos que, de todos modos, vivimos en una familia donde se nos estimula a tener un pensamiento propio en la intimidad de nuestro hogar y también se nos alimenta artísticamente: asistimos a conciertos, museos, espectáculos teatrales, donde podemos observar cómo la realidad se transforma y adquiere otras dimensiones, colores, texturas y calidades; cómo se nos habla de lo que nos sucede o sucede a través de lenguajes que no son necesariamente una copia fiel o una copia devaluada de la realidad. También, en la escuela o en el club, podemos asistir a las clases de Educación Física y a practicar deportes. Allí queda enmarcada la experiencia física: podemos correr, hacer esfuerzo, sentir que nos cansamos, que el movernos nos pone contentos o tal vez nos frustra si nuestra relación con el movimiento no se aviene a este tipo de actividad. Así tenemos varios territorios que delimitan estos campos como realidades diferentes y recortadas: la del aprendizaje formal, la estética y cultural, la corporal o física. Crecimos y estamos empezando nuestra formación como actores: Tendremos que aprender a conectar todas estas experiencias  delimitadas en territorios aislados en una experiencia integrada. Rever nuestras ideas sobre el cuerpo y lo físico, para que no queden solo relegadas al virtuosismo o lo deportivo; aprender a integrar el pensar y el hacer y el intuir y el sentir.  Reconectar la comunicación entre esas áreas como cuando éramos niños.  Y también, aprender a hacer algo con ciertos pensamientos adquiridos que limitan nuestra creatividad o inhiben nuestros impulsos.   
Imaginemos, una vez más: Esta vez poco tiempo después de nacer, antes de inclusive hablar, aprendemos a usar los dedos para observar cosas sobre una pantalla. Nos quedamos quietos mientras observamos humanos de pequeñas dimensiones que se mueven dentro de una ventanita que está entre nuestras manos. La experiencia de ir a jugar o correr al club o a la plaza se recorta por posibilidades o imposibilidades de nuestros padres de acompañarnos o por simple falta de deseo de salir a movernos ya que a través de esas ventanitas podemos ver cosas mucho más fantásticas que las que vemos si salimos de casa, podemos movernos de una manera más increíble con nuestros cuerpos virtuales, tener varias vidas y varios cuerpos y amigos con los que establecemos un contacto lúdico que no nos pone en riesgo emocional ni físico real.  El cuerpo es una especie de carga que poseemos, nos ocupamos de darle de comer, pero no necesariamente de alimentar, hemos sido bastante torpes en nuestro movimiento, la experiencia de transitar y reconocer el espacio fue bastante tortuosa, del mismo modo agarrar un lápiz o jugar con nuestros amigos corriendo. Por otra parte, el aspecto emocional está relegado o a la intimidad familiar o mayormente a una experiencia mental o lúdica.  No podemos entender o imaginar cómo las vivencias se conectan con la corporeidad de las personas, no entendemos el sentido de percibir el propio cuerpo porque es una realidad que vivimos en la prehistoria de nuestra propia vida y nos parece que de eso no quedan ni rastros.  Nada nos sorprende de lo que pueden hacer los humanos.  Nos consideramos como un organismo vivo, con posibilidades mecánicas.  También hemos aprendido a elaborar teorías que justifican nuestras ideas y a explicar las ideas a través del discurso verbal; pero hemos disminuido nuestra capacidad de expresar nuestras ideas y de leer la realidad a través de la acción, el espacio y las calidades.  Hemos decidido empezar nuestra formación como actores.  Ahora tendremos que aprender una serie de relaciones entre lo que consideramos que es el cuerpo, el pensamiento, la emoción, que nos resultan totalmente ajenas y, por momentos, incomprensibles.    
Con estos tres ejemplos y con una mayoría que por el momento se corresponde con lo descripto en segundo lugar, y con una gama de matices entre estas características, podemos pensar la población de estudiantes actuales en una ciudad como Buenos Aires.
LA FORMACIÓN: EL TEMA.
Particularmente los intérpretes teatrales deben adquirir y desarrollar la capacidad de
realizar distintas acciones corporales y esto significa un uso determinado del cuerpo
y sus articulaciones tanto en estado de inmovilidad como en movimiento. (1)

Con estas palabras de Rudolf Laban, podemos señalar la búsqueda esencial a través de las técnicas corporales para el actor.

(1) Rudolf Laban: El dominio del movimiento. Ed. Fundamntos, Madrid, 1987.
Mayormente, y debido al paradigma dominante en la educación, cuando un estudiante inicia su formación siente que TIENE un cuerpo.  El cuerpo le pertenece a la mente.  Es objeto.  Está cargado de una afectividad ignorada o desoída.  También en la mayoría de los casos está rotulado: ágil, torpe, gordito, débil, flexible, rígido, tónico, fuerte, grande. Se es bueno o malo con el cuerpo. Por lo tanto, ese cuerpo que le pertenece y obedece a la mente y se adecuó a los preconceptos que la mente tiene sobre él, es un medio para el movimiento y el movimiento es un fin en sí mismo. Y a su vez, ése, su cuerpo, es su presente y su futuro casi como un presagio o una condena, sin posibilidades de ser modificado. La afectividad, la experiencia de vida inscripta y vivida físicamente está desoída, congelada y relegada al espacio de lo mental.  El cuerpo es un objeto que se posee y que se utiliza para moverse por el espacio, para exhibirse u ocultarse como objeto virtuoso o estético, sirve para hacer cosas. Por otra parte, la mente pareciera no estar en ningún lado o estar confinada en el cerebro, o sea en la cabeza, y la cabeza y el cuerpo no se corresponden entre sí. A pesar de que en la cabeza residen la mayoría de los órganos sensorios, pareciera que no forma parte del cuerpo y que no tiene nada que ver con lo que sentimos y percibimos.
Escuchamos frases como “bajar de la cabeza al cuerpo”, “sacar la cabeza”, “poner el cuerpo”, “bajar al cuerpo”, “poner más la cabeza”, “el cuerpo es mi instrumento”. La cabeza y el cuerpo son dos cosas que el estudiante posee y que parecieran estar en combate permanente.  Él no se haya en ninguno de estos dos lugares o se haya principalmente en el que está combatiendo y la posición que tiene tomada en esta contienda es que, según sea su naturaleza -la cual debe combatir- o la cabeza o el cuerpo debe ganar la batalla.  Al parecer, la mente o uno de los aspectos de la mente, está subjetivado, es decir se le dio carácter de sujeto. Y nuestro estudiante entiende por mente y pensar, en general, solo algunos de los aspectos del pensamiento: mandarse, opinar, juzgar, repetir lo que ya sabe o lo que le han dicho. La mente sabe, pide, ordena, valora y justifica y el cuerpo obedece, hace o no hace.  Y la mente piensa opiniones o ideas que escuchó de otros.  El cuerpo no es un cuerpo sentido ni un cuerpo pensado sino, ante todo, un cuerpo opinado: adecuado o inadecuado.  Y el aprendizaje se confunde con la capacidad de responder acertadamente e ipso facto. Está desligado de la cualidad de apropiación mediante la prueba, el error, la investigación, la experiencia, la repetición y la observación de cambios.

Podemos pensar la formación corporal del Actor organizada en tres períodos. (2) En el primero, nos proponemos despertar la conciencia de lo propio-perceptivo y de lo perceptivo y la curiosidad ante lo que aparece como obvio. Que el estudiante acepte la posibilidad de modificarse y de no saber cómo resolver de ante mano, es decir, que descubra que el aprendizaje y la superación de las dificultades se realizan mediante procesos. Que se dé cuenta que la capacidad de sentir su cuerpo le permite tener un dominio sobre sí, le abre las puertas del diálogo consigo mismo: de modificar su postura o mantenerla a lo largo de los años de manera saludable, de trabajar físicamente sin lastimarse utilizando recursos técnicos, de desarrollar su flexibilidad y su tonicidad muscular, de trasladarse por el espacio de múltiples maneras, de obtener información no solo a través de lo que ve sino también a través de lo que percibe, de desconocerse en lo que hace para reconocerse con su nuevo potencial.  También, debe darse cuenta de que posee la capacidad de percibir el espacio que lo rodea y que esa percepción le permite interactuar expresivamente con los objetos y las personas. 
Y a la vez, debe entrenar la capacidad de percibirse simultáneamente a sí mismo y al espacio externo, ampliar su kinesfera, organizar su postura y actualizar su imagen corporal. Tornar experiencia el estar en el espacio. Verticalidad, horizontalidad, sagitalidad, se vuelven posibilidades integradas  de habitarlo, potencialidad relacional.
Stanislavski nos dice:
                  La primera señal que ayuda a liberar al hombre total para sus problemas
             escénicos creadores es la función del cuerpo-el movimiento. Toda vida,
            cualquiera que sea su forma o estructura, es siempre movimiento.
         Puede ser movimiento de pensamiento o de cuerpo, pero siempre es movimiento. (3)



(2) Al hablar de períodos no hacemos referencia a años de estudio ni a módulos;  sino a etapas que se considerarán cumplidas una vez integrados los conocimientos propuestos en ellas. Por ejemplo: un período puede llevar 2 años y los otros un año, dependiendo de los temas, tiempos, disposición y contexto que tengamos para trabajar.  Lo que consideramos es que determinados alcances de la corporalidad están inscriptos en una fase o período, que puede tener a su vez subdivisiones, módulos; pero que es la aprehensión de los conocimientos de un período la que permite iniciar y comprender el siguiente de manera óptima.
(3) Konstantin Stanislavski: El arte escénico. Alba editorial, Barcelona, 2013.

       Trabajos del nivel II (izq.) y del nivel III (dcha.) de Entrenamiento Corporal del Actor, de la estudiante María Eugenia González

En esta primera etapa, la experiencia corporal se concientiza casi exclusivamente en el movimiento del cuerpo.
De a poco, el combate que originalmente era entre el cuerpo y la mente del estudiante, se transforma en un combate entre el antiguo modo de aprender y éste -que vive como nuevo aunque sea reflejo de su aprendizaje original-.
Si a pesar de las resistencias, ha perseverado en la reiteración de pautas técnicas y ejercicios, con el tiempo se producen los resultados. Su cuerpo es aceptado como propio y su pensamiento utilizado como aliado. Se fija objetivos con la certeza de que tendrá posibilidades de lograrlos o acercase a ellos. Su corporalidad continúa asociada, casi exclusivamente, a la posibilidad de virtuosismo, de lo que denomina “escenas o personajes corporales” y le cuesta encontrar el sentido lúdico atravesando la técnica o en el marco de pautas formales. Ignora todavía lo que Laban describe con estas palabras:
              El arte teatral usa movimientos del cuerpo y los órganos emisores de la voz para reflejar la tendencia que surge de ahí para adelante hacia valores y conflictos.  Ese apremio por valores lo revela el artista en el escenario por medio de su movimiento expresivo, lo que significa movimiento del cuerpo y movimiento de la mente. (1)

Su presencia se ha vuelto precisa, domina su postura, su flexibilidad, su tono muscular, y orgánicamente su imaginario se libera. Puede integrar: Aplica lo que aprende en una clase de Entrenamiento Corporal para intentar estar relajado en una escena o para investigar un comportamiento de un personaje, para adoptar una actitud diferente a su actitud habitual. 
Iniciamos, entonces, una segunda etapa en la formación en la cual el estudiante adquiere o desarrolla su capacidad poética: imagina lenguajes expresivos, busca maneras de crear escénicamente, desarrolla un pensamiento poético a través de su presencia escénica, habita el espacio con matices y sutilezas, se adueña de su expresión e investiga qué  puede hacer con su movimiento, el cual adquiere cualidad de acción.  Descubre en su cuerpo infinitos espacios anatómicos que le sirven de punto de partida para habitar el espacio escénico. Las secuencias de antaño son ahora estructuras más elaboradas con potencial escénico y sentido. Nos encontramos ante la dramaturgia del actor en la escena. Nuestro estudiante ejerce su autonomía creativa:
             Así como el pintor se arriesga a que al crítico le guste o no su cuadro, el actor debe arriesgarse a que se acepte o no su interpretación de una escena. El control de un hábil director puede servir de guía para el desarrollo del gusto del estudiante, pero no puede sustituir al discernimiento personal.  (1)

Es capaz de pensar, accionar, sentir y percibir de manera expresiva e integrada. Su presencia escénica se acrecienta y adquiere una capacidad dialéctica con su producción que le permite forjarse en su autonomía, afianzarse en su búsqueda personal. Ya no justifica lo que no puede con discursos ni es tan fácil que se sienta a sí mismo como un objeto. Su cuerpo se corresponde conscientemente con su psiquismo.  Ejerce con naturalidad la capacidad de ser objeto y sujeto de su propio conocimiento. Comprende de manera cabal desde la experiencia que, no sólo el aprendizaje y el cambio son procesos, sino también el desarrollo creativo.  Ya no trabaja para cumplir con sus ideas previas, sino que parte de éstas para explorar sus posibilidades en acción y llegar a territorios nuevos.

Trabajo final de Entrenamiento Corporal III a partir de cuentos de Ítalo Calvino,  de la estudiante Daiana Álvarez.



Estos nuevos territorios son esa realidad que, estipulada y creada por él, por otros o por varios, debe ser re producida y actualizada cada vez. Nuestro estudiante debe encontrar una disposición a la repetición en la que, inclusive, no modifique nada de lo aparente. Quiere decir que ahora estamos en la etapa de formación en la que el estudio de lo corporal se dirige a aspectos más sutiles, que le permiten generar una ocupación en continuum durante su actividad escénica. La precisión se vuelve cada vez  más necesaria. Desarrolla simultáneamente la posibilidad de sentirse en el espacio y de ser consciente de lo que expresa en él. Es sujeto y objeto de su expresión escénica. En este estadio de aprendizaje de su arte y oficio, de alguna manera, actualiza aquellas primeras etapas de vida en las cuales percepción, pensamiento, sentimiento e intuición conformaban una unidad integrada a su movimiento y se construía a través de su experiencia relacional con el espacio y los otros.
Hoy en día las neurociencias postulan que las emociones y sentimientos influyen en la toma de decisiones, y que lo que llamamos mente es el resultado de un proceso conjunto de circuitos nerviosos que tienen estaciones no solo en las áreas del cerebro sino también a lo largo de la médula espinal y algunos órganos.  Se postula, con sustento científico, que el cuerpo modifica a la mente y viceversa porque existe un funcionamiento en bucle entre ambos. (4)  La mente que crea está en el cuerpo que crea, en la persona que crea, en la actividad mancomunada de un organismo con un poderoso sistema nervioso que procesa emociones y sentimientos que son elaboraciones sutiles de los instintos básicos. (5) El ambiente en el que aprendemos influye en el estado de la mente. La posibilidad de hacer y repetir a lo largo del tiempo, resultan claves en este desarrollo motriz implicado en nuestro hacer. 
EL CONTEXTO. ¿VARIACIONES O CAMBIAR EL TEMA?
 Entonces, ahora, imaginemos escenarios posibles.  La ciencia avanza hacia una cosmovisión integradora cuerpo-mente a la vez que la cotidianeidad nos impulsa a una vida más sedentaria, virtual y de comunicación mediatizada a través de la distancia y los objetos electrónicos. Los saberes artísticos se transmiten no solo en la tradición de una experiencia directa maestro o profesor y estudiante-artista; sino que las escuelas de pensamiento y crítica hicieron pie en la formación artística académica. En este escenario se transmiten opiniones y juicios de valor que generan un deber ser al artista y relegan los espacios de transmisión técnica para abordar el arte y el oficio. Se dedican más horas al análisis de lo ya producido que al aprendizaje y práctica técnicos y artísticos. Pienso que nos debemos una valoración académica del arte en un escenario en el cual se estimule el aprendizaje y la formación artística a través de la experiencia, de la integración del pensamiento con la acción, de la conceptualización de las técnicas y procedimientos de quienes nos preceden. Una experiencia académica que incluya más espacios de creación e investigación en la praxis, validados como espacios de aprendizaje en los que capitalizar y desarrollar lo que se explica y se vivencia en las materias. Es factible formar para que los futuros artistas miren su porvenir sin sentir que como integran la post posmodernidad ya no tiene nada para decir e inventar.



(4) El neurólogo Antonio Damasio Damasio, considera al cuerpo de importancia fundamental para el análisis y comprensión de la consciencia y postula como aspectos de la mente consciente: Un sentimiento primordial, que es la sensación de que existe nuestro propio cuerpo y está presente. Una consciencia central, que es de mínimo alcance y es la relación del sí mismo con el aquí y ahora.  
Una conciencia autobiográfica o expandida que es la capacidad  de la mente de conectar al yo con el pasado y el futuro a través de imágenes.
(5)Referencias a las teorías e investigaciones del Médico Neurólogo, Profesor e Investigador Antonio Damasio, publicadas en sus libros “El error de Descartes”, “En Busca de Spinoza”, “Y el cerebro creó al hombre”

En este contexto, ¿Qué lugar ocupa la formación como una realidad posible y superadora para las personas que eligen aprender un oficio?  ¿Es posible considerar que educamos si solo enseñamos los artilugios que posibilitan la  inserción en la producción artística inmediata y validada por la crítica del momento? ¿Qué podemos hacer cuando desde la educación se replica el modelo en el cual se arman teorías para explicar lo que la obra debiera generar sin explicaciones? ¿Qué sucede cuando en el contexto educativo se alimenta la falacia de que el oficio del artista se aprende de los libros?
Elegí para iniciar una frase de Stanislavski que nos recuerda que el desarrollo cultural de un hombre es lento. Fedora Aberastury postula:
Técnica del movimiento significa poder llegar a adquirir un conocimiento acerca del uso de nuestro cuerpo, el cuerpo total, es decir todo lo que involucra la apariencia que mostramos, que no es sino el reflejo de un complejo y misterioso funcionamiento. (6) 
Este complejo funcionamiento al que se refiere Fedora nos llama a revivir nuestro origen, nuestras primeras experiencias. Nos invita a encontrar nuestra sabiduría en nuestros propios orígenes y desarrollos primigenios, acercándonos de manera consciente para actualizarla. Este es el TEMA de nuestra formación: integrar y personalizar, es decir, que el estudiante recupere la correspondencia entre cuerpo y psiquismo, que se sienta en su cuerpo. Y además, que logre reconocer procesos motores que debe potenciar y utilizar conscientemente en escena, darle herramientas para ser un actor creador que tenga un desempeño saludable a lo largo de su carrera, que desarrolle su autonomía, para que se independice.  Las VARIACIONES son las adecuaciones que podemos realizar de acuerdo al contexto: el diálogo y contrapunto a través de la didáctica que entablamos con el contexto formativo de cada estudiante para generar las condiciones propicias para el aprendizaje. En el contexto social actual, son necesarias más horas para la experiencia física.  Velar por los espacios de práctica, generar consciencia de los tiempos que hacen falta, incentivar a los estudiantes a encontrar tiempo y espacio para la prueba y el error. Formarse es adquirir más o menos desarrollo, aptitud o habilidad. Muy distinto es instruirse: aprender ideas, doctrinas. Actuar es poner en acción.

(6) Fedora Aberastury: Escritos. Catálogos Editora, Buenos Aires, 1991.

¿Qué pone en acción el actor?  En primer lugar, debiera poner en acción su pulsión original y actualizarla. Saber su propio sentido sobre el oficio. El arte es el sueño colectivo, lo que articula lo consciente e inconsciente de una sociedad, lo que interroga e interpela directamente a cada miembro de ella. Si este vínculo está mediatizado, la función artística pierde potencia. Son los propios sujetos, actor y espectador quienes deben preguntarse los sentidos de lo que hacen-ven sin esperar que les expliquen qué tienen que pensar. Lo incomprensible y simbólico, la conmoción, lo que escapa a la explicación discursiva, está implícito y es vital en la producción artística. Es por eso que en nuestro pasado está nuestro futuro como artistas. Lo genuino está en los genes y lo original en el origen.  Como nos dice Oskar Schlemmer en sus escritos:
Crear formas significa: vivir. Los niños son creadores porque, partiendo directamente del secreto de su percepción, sacan, encuentran, crean, más que un imitador de las formas griegas. ¿Qué hace el artista?  Hace claro lo confuso, consciente lo inconsciente, posible lo imposible, del caos extrae la unidad, de lo múltiple saca lo simple. (7)
     
(7) Oskar Schlemmer: Escritos sobre arte: pintura, teatro, ballet. Ed. Paidós, Barcelona, 1987.